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jueves, 23 de junio de 2011

AMLO y la Polarización Social

Entre los muchos ataques que se le hacen a AMLO, la mayoría de ellos injustificados, está el de que provoca la polarización social. Esto es absurdo: es como decir que la persona que informa sobre el estado del tiempo es  responsable de las tormentas o los ciclones sobre los que informa o pronostica. Es muy diferente informar sobre un fenómeno natural o social a tener el poder de causarlo o controlarlo.
La polarización económica y social es una realidad en México. Un país con la mitad de la población en la pobreza y varios de los hombres más ricos del mundo está objetivamente polarizado. Esta polarización es producto de un sistema económico y político oligárquico, de un sistema que favorece sólo a una pequeña élite. AMLO hace bien en denunciar a dicho sistema, ya que no sólo es injusto, sino disfuncional. Ese sistema ha sido incapaz de generar crecimiento y empleo por casi tres décadas, siendo el responsable de la crisis de inseguridad y violencia que vivimos. Si nadie denuncia el sistema, si nadie hace un diagnóstico de los problemas del país, sería imposible resolverlos. De ahí el mérito de López Obrador: al señalar los males del sistema, va creando la conciencia colectiva indispensable para atacarlos. Pero ese no es el único mérito: su proyecto económico es una receta para acabar con la polarización social, al plantear acabar con los privilegios que la generan. Y su propuesta es acabar con esos privilegios mediante los instrumentos que tiene el estado moderno y democrático: una legislación antimonopolios efectiva, un sistema fiscal que sea progresivo en la práctica (que pague más el que tenga mayor ingreso), un gobierno austero, crédito a la pequeña y mediana empresa, un sector energético eficiente, que ofrezca precios competitivos internacionalmente y una política industrial que tenga como objetivo reintegrar cadenas productivas y rentabilizar la producción nacional de la industria y el campo.
A los adversarios políticos de AMLO no les preocupa que exista la polarización social. De hecho, luchan para conservar los privilegios que la generan. Esa es la razón de la larga campaña de desprestigio, de más de cinco años, contra López Obrador. No tienen miedo que sea como Chávez; ya lo conocen como gobernante y saben que tuvo una excelente relación de trabajo con los empresarios del D.F. Más bien parecen temer que sea como los dos presidentes Roosevelt (Franklin y Theodore), que con su combate a los monopolios y los privilegios crearon la clase media americana, y acabaron con la época conocida como de los “robber barons” (literalmente, barones ladrones). Nuestros modernos “robber barons” no quieren modernizarse; parecen alérgicos a la competencia y al pago de impuestos. Parecen no entender que sus privilegios tienen sumergido al país en la falta de competitividad que le impide crecer. Lo que en realidad parece preocuparles a nuestros magnates, entonces, no es que exista la polarización social, sino que SE HABLE de ella. Probablemente, porque si se crea conciencia de la misma, esta conciencia conducirá, tarde que temprano, a combatir su causa principal: sus privilegios abusivos.
Es curioso que al único candidato con un proyecto concreto para reducir la polarización social se le acuse de provocarla. Y más curioso todavía que los que lo acusan sean precisamente los causantes de dicha polarización. Televisa, sus voceros y allegados han hecho realidad el sueño de Goebbels, ministro de propaganda de Hitler: convertir mentiras en verdades a fuerza de repetirlas incesantemente.
La polarización económica y social es un problema real en México. La mejor apuesta política para resoverla es Andrés Manuel López Obrador.
Adolfo Hellmund

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